Muchos de los deportistas que realizan carreras de esquí de montaña, se centran en mejorar sus resultados centrándose en las subidas o en la velocidad para realizar las transiciones de quitar y poner las pieles o los crampones, pero he observado que su técnica en los descensos deja mucho que desear.
La mejora de la técnica en estos deportistas, no solo puede hacerles mejorar en los descensos, también puede suponer un ahorro de energía importante, para alargar su energía en futuras subidas.
El material de competición es un material muy especifico y que tiene unas limitaciones técnicas en comparación con el material de pista, cosa que se debe de tener muy encuentra para poder trabajar una técnica detallada en cuanto a los descensos se refiere.
Si a esto le añadimos que este tipo de carreras se celebran en la gran mayoría de las ocasiones en nieves no tratadas, no se puede utilizar una técnica de pista o virajes que son más propicios a las nieves tratadas.
La utilización de esquís ligeros y de patín estrecho, así como las características delas botas son muy diferentes a los utilizados habitualmente para una jornada de esquí tradicional, de ahí que la técnica, aun siendo muy similar en muchos de los aspectos generales, se le tenga que dar un enfoque muy diferenciado. La posición del esquiador es diferente y la ejecución de los movimientos no se pueden realizar de la misma manera, este trabajo lleva una adaptación y una progresión, al margen de los tipos de virajes que se quieran aplicar, así como variaciones importantes a la hora aplicar las fuerzas y las cargas a los esquís.